jueves, 25 de abril de 2013

Ciegos y estúpidos

Hay políticos que ni siquiera se percatan del por qué fueron repudiados por la ciudadanía a través del voto.Ni huelen luego. Me resultan equiparables a los baby boomers, los nacidos después de la segunda guerra mundial, que se niegan a entender el nuevo mundo digital, ni idea de las generaciones x o y y jamás sabrán que ya existe toda una generación google.

Son aquellos que dicen que el motivo de la derrota fue no haber establecido más alianzas o no haber tenido más plata. Son los que creen que las cúpulas son autómatas, divorciadas de las bases. Miran a sus propios seguidores como becerros, que estúpidamente siguen a un puntero, sin preguntarse cómo ni para qué. Para ellos, sus seguidores son -en conclusión- vacas. Sólo por eso se puede entender que aún sigan creyendo que con arreglos cupulares pueden dar alguna garantía de éxito. Hace mucho tiempo el votante paraguayo dejó de ser ternero. Pueden parecer mansos y obedientes, porque el paraguayo por idiosincracia, no es de hacer escándalos ni bulla al estar en desacuerdo con una posición; pero saben exactamente lo que quieren.

Los estúpidos son los dirigentes, que creen que todo se compra o se vende, porque ellos mismos se venden o compran a otros dirigentes. Esta elección demostró que la ciudadanía es mucho mas sabia que una buena parte de su dirigencia.

Votó por el partido que tuvo competencia interna, cuyos candidatos -tolerables o cuestionables- resultaron de esa competencia. El voto colorado le fue fiel a lo que habían elegido el 9 de diciembre.

No se votó, en cambio, por aquellos que establecieron métodos de elección híbridos y fuera de la ley y que -ante el fracaso del experimento- optaron por un arreglo cupular al que llamaron consenso. Impusieron una chapa, manipularon una convención y siguieron adelante.

Quizás no fueron malos candidatos, seguramente fueron malos métodos. Empezaron como los desterrados de un gobierno inepto, paladines de la buena gestión y eso vendieron durante más de un año -sonrisas y abrazos alegres de por medio- hasta que este año, de pronto, la campaña de la gestión y el “buenazgo” se transformó en una serie de culebras y serpientes emanando de críticas y acusaciones.. a tres meses de los comicios. El elector independiente se decepcionó y miró a otra parte. El voto duro colorado se abroqueló como nunca y los seguidores liberales se convirtieron en pequeños torquemadas que nos acusaron a moros y cristianos de vendidos, cartistas, manipuladores y cuanto adjetivo podrían encontrar, en vez de hacer algo sencillo y lógico: tratar de saber qué es lo que realmente quería el votante paraguayo. Y aún ahora, después de la paliza, hay quien dice que fue por “falta de alianzas y dinero” y sigue así convencido, analizándose el propio ombligo. Como topos: ciegos y además, estúpidos.


Posteado por Ana Rivas Tardivo

Fuente: ABC Color

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