El primer y gran problema que afecta a los paraguayos es la
pobreza y, por tal motivo, casi todos los candidatos ponen como eje
programático el tema de la pobreza, no pudiendo etiquetar a uno en particular
como único luchador contra la pobreza.
Sin embargo existe una grandísima diferencia entre los que dicen “tenemos que erradicar la pobreza, la pobreza es nuestro peor enemigo”, pero se quedan ahí, en el simple discurso; y Horacio Cartes que estableció como finalidad de su plan de gobierno, “La reducción de la pobreza y la desigualdad” ¿cómo? “mediante una mejor distribución de la riqueza y la generación de oportunidades”, ¿dónde? “especialmente a los sectores menos favorecidos”.
Un proyecto que cuente con las concretas especificaciones en cuanto a la finalidad, el medio y su correspondiente aplicación puede, y con justa razón, etiquetársele a Horacio Cartes. Porque no basta con anunciar a tambor batiente “tenemos 1.000 propuestas”, pero sin presentar el modo en que se desarrollarán estos títulos de proyectos.
La gente está cansada de la cantidad de programas y proyectos, la gente quiere acción rápida y eficiente, no un demagogo más y peor aún, alguien que dedica todo su tiempo para destruir la imagen personal del candidato contendiente.
La deuda social es grande por parte de los políticos, por eso, Horacio se presenta de un modo innovador y se compromete con la problemática que afecta al país y no sólo como uno más, sino con la clara finalidad de resolver estos problemas sabiendo cómo y cuándo.
En cambio, Efraín Alegre puede considerarse como el prototipo desgastado de aquella tradicional forma de hacer política, que repite infinidad de promesas pero que al final no las cumple ni a medias. Es más, el testimonio laboral mismo de este candidato liberal contradice totalmente lo que pueda proponer como una oferta viable para el desarrollo del país. Porque es una figura que estuvo ya a cargo de un ministerio (MOPC) y poco realizó y mucho robó (informe de la CGR).
Al paraguayo no se le puede seguir engañando con espejitos de colores como pretende Efraín Alegre y otros candidatos, al paraguayo se le debe devolver su dignidad con trabajo, salud y educación. Estas realidades se encuentran atendidas por Cartes y su equipo técnico, por lo tanto no termina en el discurso su candidatura, sino que las acciones concretas son el mudo y eficaz discurso de Horacio Cartes.
Sin embargo existe una grandísima diferencia entre los que dicen “tenemos que erradicar la pobreza, la pobreza es nuestro peor enemigo”, pero se quedan ahí, en el simple discurso; y Horacio Cartes que estableció como finalidad de su plan de gobierno, “La reducción de la pobreza y la desigualdad” ¿cómo? “mediante una mejor distribución de la riqueza y la generación de oportunidades”, ¿dónde? “especialmente a los sectores menos favorecidos”.
Un proyecto que cuente con las concretas especificaciones en cuanto a la finalidad, el medio y su correspondiente aplicación puede, y con justa razón, etiquetársele a Horacio Cartes. Porque no basta con anunciar a tambor batiente “tenemos 1.000 propuestas”, pero sin presentar el modo en que se desarrollarán estos títulos de proyectos.
La gente está cansada de la cantidad de programas y proyectos, la gente quiere acción rápida y eficiente, no un demagogo más y peor aún, alguien que dedica todo su tiempo para destruir la imagen personal del candidato contendiente.
La deuda social es grande por parte de los políticos, por eso, Horacio se presenta de un modo innovador y se compromete con la problemática que afecta al país y no sólo como uno más, sino con la clara finalidad de resolver estos problemas sabiendo cómo y cuándo.
En cambio, Efraín Alegre puede considerarse como el prototipo desgastado de aquella tradicional forma de hacer política, que repite infinidad de promesas pero que al final no las cumple ni a medias. Es más, el testimonio laboral mismo de este candidato liberal contradice totalmente lo que pueda proponer como una oferta viable para el desarrollo del país. Porque es una figura que estuvo ya a cargo de un ministerio (MOPC) y poco realizó y mucho robó (informe de la CGR).
Al paraguayo no se le puede seguir engañando con espejitos de colores como pretende Efraín Alegre y otros candidatos, al paraguayo se le debe devolver su dignidad con trabajo, salud y educación. Estas realidades se encuentran atendidas por Cartes y su equipo técnico, por lo tanto no termina en el discurso su candidatura, sino que las acciones concretas son el mudo y eficaz discurso de Horacio Cartes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario