lunes, 28 de enero de 2013

“No votaré a Efraín”, de Enrique Vargas Peña


La Asociación Nacional Republicana hizo muy malos gobiernos en estos últimos veinte y tantos años. Salvo los tres primeros años de Nicanor Duarte Frutos, el balance es francamente negativo: Son los colorados los que edificaron este Estado prebendario por el que no se puede realizar ninguna inversión para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos sin endeudarlos.

Está claro que muchos de los autores intelectuales de ese Estado prebendario integran el equipo de Horacio Cartes y también está claro que mantienen un enorme poder estructural en el Partido Colorado, capaz de hacer lo que le hicieron a Duarte Frutos en los dos últimos años de su mandato, someter al país a los intereses corporativos de aquellos autores intelectuales del prebendarismo.

Luego, es evidente que votar por Horacio Cartes implica obviamente llevar al poder a muchísima gente que causó enorme daño al desarrollo del país al priorizar a sus operadores, socios, clientes, amigos y recomendados; y que Cartes termine gobernando como Nicanor en sus últimos dos años es el riesgo gravísimo de votar por él el 21 de abril próximo.

Sin embargo, el hecho, lo que ocurrió, lo histórico, lo fáctico, es que esos sectores prebendarios del Partido Colorado no pusieron en peligro, en sus casi veinte años de hegemonía, las libertades democráticas de las que disfrutamos los paraguayos.

Mal administraron el país, eso es indiscutible, pero en el marco de la democracia y la libertad.

Fernando Lugo y la Alianza Patriótica, en cambio, desde 2008 hasta 2012, no solamente no modificaron las estructuras prebendarias edificadas por los colorados aprovechándose de ellas lo más que pudieron, sino que el sector marxista del gobierno, liderado por el entonces presidente, se embarcó en un desenfrenado proyecto de sustituir nuestra vibrante democracia por un modelo bolivariano.

Fue el lamentable proceso que terminó en la matanza de Curuguaty, que justificó plenamente la destitución de Lugo, quien usó el poder todo ese tiempo para favorecer la construcción de un modelo político como el que impera en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia, en Nicaragua y en Argentina.

Los sectores marxistas que integraban la Alianza Patriótica no han renunciado a ese proyecto. Lo reivindican plenamente. Hoy domingo 27 de enero de 2013, reivindican ese modelo político. No hicieron ningún mea culpa, no cambiaron, siguen siendo los mismos que engañaron al país entero el 20 de abril de 2008.

Ruego a todos los lectores que por favor desmientan, si pueden hacerlo con documentos, lo anterior. Ruego, imploro, pido que demuestren que lo anterior es mentira y que estoy equivocado. Se los suplico.

De modo que darles poder nuevamente es jugar con fuego. Hasta que los marxistas hagan lo mismo que hicieron sus camaradas europeos –renunciar pública y solemnemente al leninismo y pedir disculpas por reivindicar al modelo bolivariano- votar por ellos es votar por la degradación de la democracia paraguaya y de las libertades que ella protege.

Por esta razón, cuando ayer leí en los diarios -(http://bit.ly/UskWOn), (http://bit.ly/VBsptm), (http://bit.ly/WZgjtv)- que Efraín Alegre, candidato presidencial liberal, está dispuesto a aliarse de nuevo con los marxistas, me convencí de que no puedo contribuir con mi voto a arriesgar de nuevo nuestra democracia y nuestras libertades votando por él.

No puedo votar ni apoyar a un candidato en cuya alianza hay partidarios del modelo bolivariano sin poner en riesgo las cosas fundamentales en las que creo.

Prefiero oponerme a un presidente Cartes, rodeado de prebendarios, que no amenace mi derecho a criticarlo y a destituirlo. Y es lo que haré.

Fuente: http://bit.ly/VijxY0

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