miércoles, 30 de enero de 2013

Mons. Medina se olvidó de Dios, entonces nosotros le hablaremos de Dios

Si monseñor Mario Melanio Medina se involucra directamente en un proyecto político, dejando de lado a Dios y sin renunciar a sus hábitos, los políticos tenemos derecho a hablarle de política y de Dios.

En una solicitada que lleva su firma y, en una pública declaración el Monseñor Medina dijo que en el Partido Colorado sólo representa el oscurantismo y la dictadura, y su retorno al poder significará un retorno a ese pasado. Sin embargo olvida el monseñor Medina que el Partido Nacional Republicano nació democrático y popular, que fueron los fundadores de esta asociación política los que reconstruyeron el Paraguay de sus cenizas después de la tragedia de la Guerra Grande.

¿Qué en nombre del Partido hubo atrocidades cometidas desde el poder? Claro que lo reconocemos y condenamos. Pero que cada hombre se haga cargo del peso que le corresponde en cada período de la historia. ¿O monseñor Medina debería ser condenado hasta hoy por las herejías cometidas desde la Iglesia Católica en nombre del cristianismo? ¿O se olvida monseñor de los miles y miles de inocentes que fueron a la horca o quemados vivos acusados de atentar contra la fe católica? ¿O las barbaridades cometidas por cientos de sacerdotes que en nombre de la civilización martirizaron a los líderes de los pueblos originarios de América? ¿Renunció la gente a Cristo por estos crímenes? No. ¿Abandonamos los católicos nuestra iglesia por estas crueldades? Por supuesto que no.

¿Pidió perdón, monseñor Medina, por haber apoyado la candidatura de Fernando Lugo quien había traicionado sus votos teniendo hijos por doquier mientras ejercía el obispado en el departamento de San Pedro?. ¿Pidió perdón, monseñor Medina, por los cientos de curas pedófilos que abusaron de pobres e inocentes niños que hasta hoy sufren de traumáticas secuelas sicológicas?. Nunca escuché a monseñor Medina pedir perdón por los curas que aplaudían, elogiaban y recibían favores del dictador.

Y si para monseñor Medina nosotros somos los filisteos, si los colorados somos todos fariseos, ¿no es, acaso, su obligación ir detrás de la oveja perdida, así como lo hizo el pastor misericordioso? Ese es el gran mandamiento que le dejó Cristo aquí en la tierra. Pero no, monseñor Medina prefiere desalojar a Dios de su trono y sentarse él en su reemplazo, olvidándose de que lo el Mesías había enseñado: Que en la medida en que cada uno perdona a su prójimo, también el Creador lo perdonará.

Lejos de entender el enorme legado que nos había dejado Juan Pablo II, convirtiéndose en el “Mensajero del Amor”, el obispo de Misiones prefiere transformarse en el mensajero del odio, de la división de las familias, de la fragmentación de la sociedad paraguaya.

Fuente: http://bit.ly/1271ifc

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