Varios defectos podemos encontrar en la izquierda, pero hay uno elemental:
la falta de inteligencia. Porque apoyo tuvieron en su debido momento, sin
embargo ni siquiera supieron de aritmética básica para poder saber que la
división no ayuda cuando se pretende vencer.
“La izquierda paraguaya es como el perro del hortelano, no come ni deja
comer”, expresó un analista. Y esta es la terrible verdad, porque existe una
guerra intestina y como gusanos tratan de comerse unos a otros. No llegan a
ningún consenso sobre sus candidatos y Lugo sigue todavía con su su discurso de
recuperar el Palacio de los López, ¿tal vez porque las “modelos” amaban
reunirse ahí con él (Lugo)?
Fernando Lugo aprovechó su estadía como presidente para hacer todo lo que
soñaba y sus sueños eran proyecciones de sus promiscuidades. Mientras Lugo
festejaba, la izquierda non terminaba de creer que estaban ocupando importantes
espacios en el poder. Pero este era apenas el inicio, porque deberían
profundizar hasta conseguir la consolidación; cosa que no hicieron por la
actitud inmadura que demostraron y hasta ahora lo siguen haciendo con sus
rencillas.
Mientras el pueblo esperaba el cumplimiento de las promesas de Lugo, la
izquierda aprovechó para mostrar toda su soberbia en vez de trabajar en la
construcción de proyectos colectivos y dar cumplimiento a las promesas del
mentor. No en vano se dice que la izquierda en como un “fantasma sin cabeza”, porque
apenas iniciado el periodo de gobierno de Lugo empezaron a cometer un error
tras otro, intentando por ejemplo someter a su aliado político el PLRA y este
último intento les costó la vida; y la recuperación va ser larga y dolorosa,
además Lugo sigue empeorando la situación y Ferreiro que se lanza al
precipicio.
“El FG, el principal referente de la izquierda, jamás tuvo autonomía, y
siempre dependió de la impredecible voluntad de Fernando Lugo, quien sucumbió
muy rápido ante las mieles del poder. Lugo jamás depuró el Estado corrupto, al
contrario, colocó en los puestos claves a antiguos colorados stronistas,
mientras entregaba mendrugos a la izquierda. Montó un esquema perverso, creó
por una parte, un primer anillo (de primer piso) colorado y un segundo anillo
(segundo piso) de izquierda.
Con el primero hacía los negocios y el segundo le servía para presentarse
como un “presidente progresista”, “víctima de la derecha reaccionaria”
empotrada en el Parlamento y el Poder Judicial. Lugo acusaba permanentemente al
Congreso por no permitirle hacer los cambios prometidos, pero sin embargo pudo
hacer grandes negocios sin muchos contratiempos. A lo mejor si ponía el mismo
empeño tratando de cambiar las cosas, la realidad hubiera sido muy distinta.
En momentos en que la historia exige la unidad de todas las fuerzas, la
izquierda está haciendo todo lo contrario. Hoy el campo popular está dividido
en por lo menos tres pedazos: el PEN con Caballero Vargas, que se llevará una
buena porción del voto independiente; el grupo de Ferreiro y el de Lugo, que
hoy son enemigos irreconciliables.
La mezquina actitud de la izquierda nos muestra que es el reflejo de la
sociedad paraguaya, construida sobre los cimientos de un capitalismo deformado.
Sus dirigentes expresan una mentalidad casi aldeana. No pasaron del estadio
feudal.
La izquierda hoy está destrozada y no por obra del “imperialismo”. Ella
misma se encargó de abortar el proceso iniciado en el 2008. Su mezquindad fue
su mayor enemigo. En realidad es peor que el perro del hortelano, no solo come
ni deja comer, también le sirve la mesa al enemigo”, por Luis Agüero Wagner.
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