Los pobladores del barrio capitalino de Asunción, la Chacarita, sufren el constante drama de estar sumergidos en la pobreza y en la inseguridad; y algo mucho peor es ver el dolor en la mirada de los niños que alzan la vista hacia un mundo opuesto a lo que ellos están obligados a vivir. Dos mundos paralelos, dos vidas antagónicas: la Chacarita abajo y la gran Asunción que se levanta imponente nublando las esperanzas de estas pobres personas que son obligadas a vivir en estas condiciones infrahumanas.
“La Chacarita dejará de ser un barrio marginal de Asunción si Dios permite” y porqué no permitiría Dios que se lleve a cabo este proyecto que devolverá la esperanza a esta gente y dignificará a tantas personas que día a día salen de sus casas para procurarse el sustento, pasando todos los malos tratos posibles, pero esta vez están viendo una luz nítida y cumplimiento antes que promesas falsas.
“Ahora mismo empezaremos la construcción del materno infantil”, dijo el presidenciable Horacio Cartes; y de este modo honra la persona de Ricardo Brugada: “la mejor manera de honrarlo será honrando a esta gente humilde, no dándole otra cosa más que la dignidad a esas pobres mujeres con un nacimiento digno a sus hijos y a la tercera edad”.
La época de las quimeras y del panem et circenses debe ser enterrada para siempre, porque tenemos que empezar a pagar las deudas con la gente con obras y atención a la gente más humilde. Esta es una consigna característica de Horacio Cartes, quien no genera un abismo entre promesa y cumplimiento, sino que empieza cumpliendo.
La sociedad exige saldar las deudas sociales y su pedido es justo, porque un barrio marginal, como es la Chacarita, es un claro ejemplo de la desigualdad imperante en esta zona del país. No se trata de renunciar a lo que se tiene, sino compartir equitativamente las riquezas que se llegue a administrar. La gente de la Chacarita está viendo el resurgir de la unificación del terruño paraguayo, porque tantos años de promesas incumplidas ya tuvieron que soportar.
Horacio Cartes dice “no a un pequeño Paraguay dentro del Paraguay” y escucha el clamor de miles de familias que claman: “no queremos vivir más en un gran basurero”. El eje principal de sus gestiones como Presidente de la República serán: la erradicación de la pobreza y la dignificación de las familias paraguayas. Pero no con simples promesas sino con acciones concretas.
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