En todo el país se escuchan los gemidos de desesperación del clan dirigido
por Zacarías Irún, porque cada vez se ve más hundido en el fondo del abismo.
Muchos de los dirigentes se alejan del FPV, porque lo consideran un movimiento
condenado a la derrota, pues es un grupo cuyo líder no ofrece ninguna garantía,
porque no posee una carácter firme y en su currículum figura como primer oficio
la “traición”.
El mismo Castiglioni, de figura poco creíble también, rechaza la idea de
apoyarle a Zacarías por la mala pasada que le hizo éste. Cuando era su segundo
en Vanguardia Colorada lo traicionó formando otro grupo y que ahora se hunde
muy rápidamente en las profundidades del abismo.
Nadie ya quiere estar con alguien sobre el que pesan acusaciones muy graves
en el manejo familiar de la comuna esteña y que están a la vista de todos,
porque hay miles de personas que sufren las irregularidades cometidas por el
clan Zacarías.
Dos son los problemas más grandes del FPV: la ausencia de un líder y la
falta de soporte económico, aunque este último fue subsanado tras la reciente
traición del clan Zacarías al mismo Partido Colorado, aquí se debe recordar
unos acontecimientos recientes como: el pedido de préstamo de US$ 2 millones al
BNF y la negociación de Sandra con Franklin Boccia de Itaipú.
De este modo, el clan Zacarías traiciona a sus propios colegas colorados
trabando negocios con el Gobierno liberal. La desesperación crece en el FPV y
Zacarías sorbe su propio veneno, sin embargo, el pueblo no tienen porqué sufrir
por culpa de las desavenencias del consuetudinario traidor.
Ya no hay nada que hacer al lado del clan Zacarías, porque su nombre no
inspira ninguna confianza y ya tenemos los ejemplos de importantes deserciones,
tales de Ángel Barchini y Diego Lansac. Y la endeble dupla que realizó con
Aguayo no generó ningún progreso dentro del clan, porque el veneno ya llegó a
las arterias principales del FPV, hoy día Frente Para la Derrota.
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