lunes, 17 de diciembre de 2012

Debemos acabar con el modelo de país prebendario y clientelista


Dos grandes males han venido afectando a nuestro país en estos últimos tiempos y nos han condenado a una miseria, que ahora estamos luchando para sobrevivir. Entre los actuales gobernantes notamos claramente el apresuramiento por desangrar lo máximo posible al Estado, sin compasión alguna por los ciudadanos que sufren en carne propia las consecuencias del trabajo ligh y muy ventajoso para quienes tienen un cargo público.

Fuimos testigos en estos dos últimos periodos de un acrecentamiento del sistema prebendario en nuestro país, primero con el seudo-gobierno de Lugo, donde los cargos se repartían a toda clase de incompetentes que se dedicaron de lucrar y llenarse los bolsillos. Inmediatamente a la destitución de Lugo, asumió Federico Franco (PLRA) e hizo un discurso que jamás llegó a cumplir, porque hasta ahora no existen pruebas de que haya acabado este sistema en nuestro país. Estamos lejos todavía de la meritocracia y seguimos sumidos en administraciones públicas repartidas entre parientes, amantes y correligionarios.

Es acertada la definición del actual estado de nuestro país dada por Horacio Cartes, quien dice: “el Paraguay no es una piñata, en que todos quieren romperla para agarrar lo que tenga dentro”, y esto lo notamos claramente en el tapujo constante existente entre los actuales gobernantes y los zurdos que intentan a toda costa “recuperar el poder”, tanto es que hasta a Dios acudió nuevamente Fernando Lugo; y no le pide la oportunidad de servir al pueblo, sino sólo recuperar el poder.

El sistema de protección y amparo de los poderosos es otro mal que está en la vanguardia política, esto debe terminar, porque de lo contrario seguirán siendo zapateros los ingenieros y ministros los jardineros. Esto nos lleva a ser gobernados por una amplia cantidad de incompetentes y por personas que sólo buscan sus propios intereses.

Terminar con estos dos males que corroen a nuestro país y nos condenan a la miseria debe ser un compromiso asumido por todos nosotros. Debemos observar las intenciones y el compromiso que establecen los candidatos para poder tomar una decisión favorable para todos. Los liberales prometen utopías y los zurdos quieren solamente recuperar el poder y castigar a los “golpistas”. El Partido Colorado se compromete con el Nuevo Rumbo, sin muchos discursos, pero con obras concretas.

Luchar para terminar con la pobreza, eliminando el sistema prebendario y clientelista, no permitiendo la impunidad, porque a causa de la impunidad se multiplica la corrupción en nuestro país.






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