Trabajos inconclusos. Obras adjudicadas
a empresas que no cumplían con los requisitos básicos. Pago de millonarios
adelantos a consorcios que ni siquiera asfaltaron un metro de ruta; eso es lo
que dejó la gestión de Efraín Alegre al frente del MOPC, según altos
funcionarios del organismo.
“Todas las obras que Alegre inauguró estaban en ejecución desde antes que asumiera. Él, era especialista en iniciar obras pero no en concluirlas” señala un funcionario de larga trayectoria dentro de la institución, que accedió a dialogar con esta agencia.
Alegre habría utilizado desde el primer día el cargo para construir su estructura política, cambiando obras por votos y adhesiones a su movimiento.
“A las ocho de la mañana se abrían los sobres y a las once ya estaban adjudicadas las obras” dice el mismo funcionario, que admite que los representantes de las empresas que generalmente se quedaban con los trabajos “se pasaban todo el día en el edificio haciendo lobby”.
En la construcción de la ruta Concepción-Vallemí, por ejemplo, la actual gestión se encontró con la sorpresa de que en el apuro por licitar los trabajos, Alegre y su equipo olvidó liberar las franjas de dominio correspondientes.
Pero el caso más grave es el del asfaltado de la popularmente conocida como “Ruta de la mentira”, que une Caaguazú-Yhú-Vaquería y que terminó con un tiroteo durante una manifestación que casi se cobra la vida del actual gobernador del departamento, Antonio Buzarquis.
Allí, el consorcio adjudicado se embolsó el 46% del pago de la obra (alrededor de 7 millones de dólares) y se mandó a mudar, dejando paralizados los trabajos apenas comenzados.
El rey de la palada inicial
Ese es el recuerdo que dejó Alegre en el MOPC. “Las empresas hacían mucho lobby, y Alegre, en su afán por adjudicar lo más rápido posible las obras, modificaba los ítems de los contratos para que ciertos consorcios pudieran hacer ofertas más baratas”.
Su política era clara; iniciar la mayor cantidad de obras posibles con el objetivo de sumar adhesiones a su movimiento, para una vez adjudicadas las obras, dejar que los dirigentes locales se sacaran los ojos, generando el atraso de los trabajos,.
Hoy, producto de todo esto y según lo señalado por el viceministro Leoncio Rojas, la mayoría de las obras iniciadas durante la gestión de Efraín Alegre, se encuentran paralizadas.
Esclavo de sus palabras
En una entrevista concedida a la revista Cartelera a principios de 2011, Alegre decía: “En el 2010 logramos desarrollar proyectos emblemáticos, como la Avda. Costanera, que significa el reencuentro de Asunción con la Bahía… Logramos iniciar otro proyecto emblemático, como lo es la Ruta 13, Caaguazú-Yhú-Vaquería; la Ruta 8, que une Leandro Oviedo-San Pedro-Artigas-Cnel. Bogado; la Ruta 10, que incluye a Santaní-Gral. Artigas-Puerto Rosario; los 32 km de ruta asfaltada que va a conectar Mbuyapey con Ybycuí y, por supuesto, una obra largamente esperada por los norteños, la Ruta de Concepción-Vallemí, una obra de 93 millones de dólares y 170 km; debe ser uno de los emprendimientos de mayor volumen en los últimos 10 años por lo menos…”
Según fuentes del MOPC, la obra de la Ruta 8 ni siquiera se inició, ya que no se indemnizó a los afectados por el paso de la misma. Tampoco se asfaltó un metro de la ruta Mbuyapey-Ybicuí, en la que Obras Públicas hoy está efectuando trabajos de mantenimiento. La Ruta 10 está siendo terminada por la actual gestión y, anteriormente, ya hicimos referencia a lo que sucedió con las obras de Caaguazú-Vaqueria y Concepción-Vallemí.
“Todas las obras que Alegre inauguró estaban en ejecución desde antes que asumiera. Él, era especialista en iniciar obras pero no en concluirlas” señala un funcionario de larga trayectoria dentro de la institución, que accedió a dialogar con esta agencia.
Alegre habría utilizado desde el primer día el cargo para construir su estructura política, cambiando obras por votos y adhesiones a su movimiento.
“A las ocho de la mañana se abrían los sobres y a las once ya estaban adjudicadas las obras” dice el mismo funcionario, que admite que los representantes de las empresas que generalmente se quedaban con los trabajos “se pasaban todo el día en el edificio haciendo lobby”.
En la construcción de la ruta Concepción-Vallemí, por ejemplo, la actual gestión se encontró con la sorpresa de que en el apuro por licitar los trabajos, Alegre y su equipo olvidó liberar las franjas de dominio correspondientes.
Pero el caso más grave es el del asfaltado de la popularmente conocida como “Ruta de la mentira”, que une Caaguazú-Yhú-Vaquería y que terminó con un tiroteo durante una manifestación que casi se cobra la vida del actual gobernador del departamento, Antonio Buzarquis.
Allí, el consorcio adjudicado se embolsó el 46% del pago de la obra (alrededor de 7 millones de dólares) y se mandó a mudar, dejando paralizados los trabajos apenas comenzados.
El rey de la palada inicial
Ese es el recuerdo que dejó Alegre en el MOPC. “Las empresas hacían mucho lobby, y Alegre, en su afán por adjudicar lo más rápido posible las obras, modificaba los ítems de los contratos para que ciertos consorcios pudieran hacer ofertas más baratas”.
Su política era clara; iniciar la mayor cantidad de obras posibles con el objetivo de sumar adhesiones a su movimiento, para una vez adjudicadas las obras, dejar que los dirigentes locales se sacaran los ojos, generando el atraso de los trabajos,.
Hoy, producto de todo esto y según lo señalado por el viceministro Leoncio Rojas, la mayoría de las obras iniciadas durante la gestión de Efraín Alegre, se encuentran paralizadas.
Esclavo de sus palabras
En una entrevista concedida a la revista Cartelera a principios de 2011, Alegre decía: “En el 2010 logramos desarrollar proyectos emblemáticos, como la Avda. Costanera, que significa el reencuentro de Asunción con la Bahía… Logramos iniciar otro proyecto emblemático, como lo es la Ruta 13, Caaguazú-Yhú-Vaquería; la Ruta 8, que une Leandro Oviedo-San Pedro-Artigas-Cnel. Bogado; la Ruta 10, que incluye a Santaní-Gral. Artigas-Puerto Rosario; los 32 km de ruta asfaltada que va a conectar Mbuyapey con Ybycuí y, por supuesto, una obra largamente esperada por los norteños, la Ruta de Concepción-Vallemí, una obra de 93 millones de dólares y 170 km; debe ser uno de los emprendimientos de mayor volumen en los últimos 10 años por lo menos…”
Según fuentes del MOPC, la obra de la Ruta 8 ni siquiera se inició, ya que no se indemnizó a los afectados por el paso de la misma. Tampoco se asfaltó un metro de la ruta Mbuyapey-Ybicuí, en la que Obras Públicas hoy está efectuando trabajos de mantenimiento. La Ruta 10 está siendo terminada por la actual gestión y, anteriormente, ya hicimos referencia a lo que sucedió con las obras de Caaguazú-Vaqueria y Concepción-Vallemí.
en honor a la verdad publica tambien el cargamento de drogas que cayo en las tierras del NARCOTRAFICANTE CARTES
ResponderEliminarJeyma HC Narco de mierd, muchos vamos a votar por Efrain pase lo que pase, agarrame este colorado rata
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