Existe una fuerte razón por la que los grandes medios de
comunicación y el empresariado nacional siguen impulsando el proyecto del ex
ministro de Obras Públicas a pesar de la derrota del 1 de abril: Efraín Alegre
es el candidato del establishment.
¿Que significa esto? Que de ser presidente, los grandes contratistas del Estado se aseguren millonarias licitaciones; que no se revisen los títulos de propiedad hoy cuestionados por movimientos de “Sin tierra” y “Carperos”; que se criminalice la protesta social y que se profundice el modelo agroexportador que muchos intentan “vender” como el motor del desarrollo, pero que en realidad es el responsable de la expulsión del campesinado hacia las zonas urbanas, que genera apenas el 1,2% del total de empleo del país, y termina enriqueciendo a un privilegiado sector de la sociedad que obtiene una altísima renta a un mínimo costo.
El modelo Alegre
La gestión de Alegre al frente de Obras Públicas se caracterizó por otorgar licitaciones a empresas que no calificaban para los trabajos adjudicados y que rara vez eran fiscalizadas. La mayoría de estas, propiedad de empresarios colorados que forjaron sus fortunas “mamando” de la inagotable teta del Estado.
Con Alegre en el Palacio “lloverán” los contratos en nombre del desarrollo y la modernización del país que no tendrán otro objetivo que seguir enriqueciendo a los grandes contratistas del Estado.
El apoyo mediático a la candidatura de Alegre no tiene demasiados secretos: los dueños de los grandes medios de comunicación son propietarios también de constructoras, inmobiliarias, importadoras, telefónicas, bancos, financieras y su interés no pasa por vender más o menos diarios sino por evitar que acceda al Palacio de López un político que cuestione este modelo que garantiza riqueza para pocos y miseria para el resto.
¿Que significa esto? Que de ser presidente, los grandes contratistas del Estado se aseguren millonarias licitaciones; que no se revisen los títulos de propiedad hoy cuestionados por movimientos de “Sin tierra” y “Carperos”; que se criminalice la protesta social y que se profundice el modelo agroexportador que muchos intentan “vender” como el motor del desarrollo, pero que en realidad es el responsable de la expulsión del campesinado hacia las zonas urbanas, que genera apenas el 1,2% del total de empleo del país, y termina enriqueciendo a un privilegiado sector de la sociedad que obtiene una altísima renta a un mínimo costo.
El modelo Alegre
La gestión de Alegre al frente de Obras Públicas se caracterizó por otorgar licitaciones a empresas que no calificaban para los trabajos adjudicados y que rara vez eran fiscalizadas. La mayoría de estas, propiedad de empresarios colorados que forjaron sus fortunas “mamando” de la inagotable teta del Estado.
Con Alegre en el Palacio “lloverán” los contratos en nombre del desarrollo y la modernización del país que no tendrán otro objetivo que seguir enriqueciendo a los grandes contratistas del Estado.
El apoyo mediático a la candidatura de Alegre no tiene demasiados secretos: los dueños de los grandes medios de comunicación son propietarios también de constructoras, inmobiliarias, importadoras, telefónicas, bancos, financieras y su interés no pasa por vender más o menos diarios sino por evitar que acceda al Palacio de López un político que cuestione este modelo que garantiza riqueza para pocos y miseria para el resto.
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