El candidato a presidente por la lista 1, el señor Horacio Cartes es favorable a la reforma de la Constitución Nacional en el 2014, porque la gente está hastiada de las prácticas políticas que rigen actualmente la designación de jueces del Poder Judicial. Pero no se da únicamente la injerencia política en el nombramiento de jueces, sino también en el ejercicio judicial de los mismos.
En la práctica, los jueces de las distintas instancias están sujetos a las intromisiones de los políticos de turno, que en repetidas ocasiones para proteger sus intereses o los de sus protegidos, bajo amenaza o por intercambio de favores, condicionan la administración de la justicia.
Ya existieron conversaciones al respecto de la reforma de la Constitución, sin embargo no prosperaron, por causa de que algunos voceros de ciertos sectores políticos la plantean con una visión oportunista y limitada que sólo considera ventajas conyunturales para los sectores que representan, dejando de atender a los motivos fundamentales que validarán la reforma que cada vez se hace más necesaria.
Cuando se plantea la reforma constitucional en términos mezquinos e interesados, respondiendo únicamente a conveniencias del momento y a ciertos sectores, no existe razón suficiente para llevar adelante dicha iniciativa. Este planteamiento genera una indignación y con justa causa, porque no se atiende a los fines objetivos que deberían favorecer a la ciudadanía en general y tendiente hacia el desarrollo futuro. Quiere decir que el proceso de reforma que se inicie tiene que tener horizontes amplios y orientarse al mejoramiento de todo cuanto sea posible en el marco constitucional.
Es un deseo del mismo pueblo paraguayo la reforma constitucional, porque éste es el que sufre las arbitrariedades cometidas por injerencias políticas en la administración de justicia principalmente. Por otro lado, el presidente, al no tener suficiente autonomía, por más buenas intenciones que tenga, se ve coartada por el mismo Congreso y sus decisiones sujetas a las determinaciones de este órgano.
En la práctica, los jueces de las distintas instancias están sujetos a las intromisiones de los políticos de turno, que en repetidas ocasiones para proteger sus intereses o los de sus protegidos, bajo amenaza o por intercambio de favores, condicionan la administración de la justicia.
Ya existieron conversaciones al respecto de la reforma de la Constitución, sin embargo no prosperaron, por causa de que algunos voceros de ciertos sectores políticos la plantean con una visión oportunista y limitada que sólo considera ventajas conyunturales para los sectores que representan, dejando de atender a los motivos fundamentales que validarán la reforma que cada vez se hace más necesaria.
Cuando se plantea la reforma constitucional en términos mezquinos e interesados, respondiendo únicamente a conveniencias del momento y a ciertos sectores, no existe razón suficiente para llevar adelante dicha iniciativa. Este planteamiento genera una indignación y con justa causa, porque no se atiende a los fines objetivos que deberían favorecer a la ciudadanía en general y tendiente hacia el desarrollo futuro. Quiere decir que el proceso de reforma que se inicie tiene que tener horizontes amplios y orientarse al mejoramiento de todo cuanto sea posible en el marco constitucional.
Es un deseo del mismo pueblo paraguayo la reforma constitucional, porque éste es el que sufre las arbitrariedades cometidas por injerencias políticas en la administración de justicia principalmente. Por otro lado, el presidente, al no tener suficiente autonomía, por más buenas intenciones que tenga, se ve coartada por el mismo Congreso y sus decisiones sujetas a las determinaciones de este órgano.
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